La investigadora

La Dra. Eugenia Sacerdote de Lustig tuvo una prolífica carrera como investigadora. Desde que obtuvo en 1936 su título de Doctora en Medicina y Cirugía en la Facultad de Medicina de la Universidad de Torino, Italia, su entusiasmo, curiosidad y amor por la investigación, siempre la acompañaron. En Argentina, país al que migró debido a la irrupción del nazismo en toda Europa, fue miembro de la Carrera del Investigador Científico del CONICET desde 1961 hasta  diciembre de 1999, de donde se retiró años más tarde como Investigadora Emérita.

Sus comienzos en Buenos Aires no fueron sencillos. Menos aún, la inserción laboral en el mundo de la investigación médica, motivo por el cual Eugenia transitó varias instituciones y cargos. En 1942 inició una concurrencia ad-honorem en el Departamento de Histología de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires. De aquí pasaría al Instituto de Oncología “Ángel H. Roffo” en (1947-2004), al Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas “Carlos G. Malbrán” (1950-1957) y a la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (1958-1966).

“Su principal aporte fue la introducción en nuestro país de la técnica de cultivo de células y tejidos que enseñó y difundió, dando origen a una verdadera Escuela”

 

Su principal aporte fue la introducción en nuestro país de la técnica de cultivo de células y tejidos que enseñó y difundió, dando origen a una verdadera Escuela. Dicha técnica le abrió puertas y le permitió ganarse un lugar de reconocimiento en el campo de la ciencia, donde dominaban los hombres los espacios de jerarquía.

“Desempeñó un rol fundamental durante la epidemia de poliomielitis que azotó nuestro país en 1956. En ese momento, el Ministerio de Salud de la Nación le encomendó que se abocara exclusivamente al diagnóstico de poliomielitis y al aislamiento e identificación de las cepas del virus”

Desempeñó un rol fundamental durante la epidemia de poliomielitis que azotó nuestro país en 1956. En ese momento, el Ministerio de Salud de la Nación encomendó al Departamento de Virología del Instituto “Malbrán”, cuya dirección era ejercida por la Dra. Sacerdote de Lustig, que se abocara exclusivamente al diagnóstico de poliomielitis y al aislamiento e identificación de las cepas del virus. En estas condiciones, la Doctora fue elegida por la Organización Mundial de la Salud para viajar a Estados Unidos y a Canadá con el objetivo de estudiar los efectos de la vacuna Salk durante un período de tres meses. Eugenia regresa a Buenos Aires convencida de la efectividad de la vacuna Salk y la ausencia de efectos adversos peligrosos. Se dedicó a la tarea de difundir la necesidad de que se vacune a los niños y para dar el ejemplo, comienza vacunando a sus propios hijos y a sus sobrinos.

En el Instituto de Oncología “Angel H. Roffo” donde ocupó el cargo de Jefa del Departamento de Investigaciones–entre 1966 y 1986, y donde  también, en reiteradas oportunidades,  se desempeñó como Directora Interina, estudió durante cuarenta años la biología celular y molecular de la célula cancerosa.

“Como si fuera poco, después de los 90 años y con una ceguera que no la amedrentó, fue capaz de iniciar un nuevo proyecto en el campo de la neurobiología. Se interesó en el estudio de los cambios degenerativos que sufren las neuronas de los pacientes diagnosticados con enfermedad de Alzheimer”

 

Como si fuera poco, después de los 90 años la creatividad y ganas de seguir desarrollando conocimiento de Eugenia no claudicaban. A esa edad y con una ceguera que no la amedrentó, fue capaz de iniciar un nuevo proyecto en el campo de la neurobiología. Se interesó en el estudio de los cambios degenerativos que sufren las neuronas de los pacientes diagnosticados con enfermedad de Alzheimer. Por su tarea en este campo fue contactada por la Fundación dirigida por la ex Primera Dama de los Estados Unidos, Nancy Reagan (National Alzheimer’s Association y el Ronald and Nancy Reagan Research Institute en Chicago, Illinois). Se le solicitaba que sintetizara los puntos más importantes hacia los cuales, a su criterio, debería orientarse la futura investigación en el mal de Alzheimer.

Este vasto recorrido científico, resumido en estas líneas, y su excelencia como profesional le valieron más de 40 premios y distinciones nacionales e internacionales, así como el reconocimiento de las más altas casas de estudios en Medicina y de Ciencia para integrar comités científicos, jurados, cargos y puestos honoríficos.

Su trabajo revela aproximadamente 180 publicaciones en revistas nacionales e internacionales e incontables comunicaciones a reuniones científicas, en el campo de la biología del desarrollo, la virología y la oncología.

La trascendencia de su labor también queda reflejada en la formación de camadas de becarios/as de instituciones como el CONICET, la UBA, LALCEC y la Fundación Bunge y Born, que luego se convirtieron en reconocidos profesionales de la Medicina y de la Ciencia. La Dra. Sacerdote fue generosa en lo profesional, brindando su sabiduría y conocimiento sin celos ni afán de competencia, más bien estimulando e inspirando constantemente. Ella fue, sin dudas, un ejemplo de coraje, humildad y pasión infinita.

CV Manuscrito

CV Manuscrito

1972- Entrega de Premio Lucio Cherny. La Dra. Sacerdote, acompañada por discípulas y por Catalina, su técnica.

La Dra. Eugenia Sacerdote de Lustig (der.), el Dr. Enrique Belocopitow –científico de la Fundación Instituto Leloir-, y la Dra. Rita Levi Montalcini, Premio Nobel de Medicina, prima y amiga de la doctora Sacerdote de Lustig.

Premio del Bicentenario en el Senado de la Nación. Noviembre 2011